"Este es un buen momento para despertar nuestra imaginación y nuestra capacidad creativa"
Pese a estar rodeados de satélites, ondas, cables y todo tipo de elementos electrónicos dedicados a la comunicación y de vivir en la era de la “sociedad de la información”, nos surge la duda de si en verdad estamos bien informados e informadas.
Según especialistas en la materia, después de dormir y trabajar, el consumo de los medios de comunicación audiovisuales es la actividad a la que más tiempo dedicamos en nuestras vidas, algo que deben saber muy bien quienes tienen interés por controlarlos.
Los medios de comunicación e información dan mucho poder a quién los controla. Tanto es así que muchas compañías multinacionales se dedican a acapararlos, pudiendo llegar a presionar en su propio beneficio a los poderes políticos. El poder de persuasión y su capacidad de llegar a todos los rincones del planeta les otorgan un poder casi absoluto. En este sentido es de destacar que el control del mercado de la comunicación lo ostentan unos cuantos países; Estados Unidos controla el 40%; Europa el 30% y Japón, Canadá y Australia controlan el 10% respectivamente. Bajo estos poderes cotidianamente se fabrican cientos de líneas editoriales que generan opinión. Como ejemplo claro de esto tenemos el caso de las “armas de destrucción masiva” y su utilización en los medios con el ánimo de convencer a la opinión publica para invadir Irak o la desinformación que hubo desde el primer momento en torno al accidente nuclear de Fukushima en Japón tras el tsunami.
La inmensa mayoría de las noticias nos llegan a través de grandes agencias internacionales como son Reuters, controlada por una comisión paraestatal de la Commonwealth, la Associated Press (AP), que es una cooperativa formada por los principales diarios de Nueva York, la United Press International (UPI), que es de capital privado norteamericano, France Press, que es de propiedad pública francesa, la Tass rusa, la agencia EFE en España... No existen grandes agencias y en muchos casos ni siquiera pequeñas en la mayoría de los países del mundo; de esta manera más de 160 países y unos 5.200 millones de personas quedan fuera de las noticias convencionales, salvo cuando se trata de grandes catástrofes, algunas guerras, o paisajes exóticos.
Aparte de estas grandes agencias también existen multimillonarios mediáticos como es el caso de Rupert Murdoch, magnate australiano nacionalizado estadounidense que controla múltiples medios de comunicación y que tanto han dado que hablar en los últimos meses con las escuchas ilegales a cientos de personas en Gran Bretaña y su gran apoyo al movimiento ultra conservador Tea Party en los Estados Unidos. Por suerte, y en contraposición a este gran poder mediático, en este ultimo año se hicieron públicos en varios medios masivos los documentos difundidos por Wikileaks que dejaron en evidencia a gobiernos y gobernantes de todo el mundo por su falta de ética a la hora de conseguir sus intereses.
Pero en este mundo de control mediático está naciendo también una nueva esperanza, una manera de hacer comunicación diferente, diseñada para el desarrollo de las personas y del propio planeta. Es una comunicación pensada para el desarrollo.
Esta comunicación se esfuerza por hacerse notar, nace en la mayoría de los casos del empoderamiento de la ciudadanía que utiliza la revolución digital para mostrar una gran diversidad. Una comunicación que huye de la cultura del espectáculo y que está dirigida a generar una sociedad madura, democrática y plural, una sociedad que no se conforme con conocer lo inmediato sino que profundice en los temas con el ánimo de erradicar los problemas. Una ciudadanía bien formada no se dejará obviar y tendrá que ser tenida en cuenta.
Tenemos que aprovechar esta época de crisis para quedarnos con lo bueno y erradicar lo malo. Este es un buen momento para despertar nuestra imaginación y nuestra capacidad creativa y los medios de comunicación son un buen elemento para hacerlo. Hasta hace muy poco éramos meros espectadores de la noticia pero ahora tenemos la oportunidad de reportar nuestras propias experiencias e inquietudes o de difundir las de otras personas.
Esta nueva forma de comunicación debe tener como objetivo mejorar la sensibilización social para que nos ayude a transformar actitudes y comportamientos que erradiquen de una vez por todas la exclusión y que a su vez sean el altavoz para todas las personas que sufren cualquier violación de los Derechos Humanos. También con su fuerza tiene que servir como antídoto contra la comunicación alienante que adormece a millones de personas en el mundo. Para lograr avances en este sentido es necesario apoyar ¡iniciativas a favor de la multiculturalidad y la democratización de los medios tanto en el Sur como en el Norte apoyando no sólo la producción sino también la difusión. A su vez hay que fomentar permanentemente a la cultura y la comunicación como valores fundamentales del desarrollo.
En este sentido desde la ONGD Kultura Communication y Desarrollo estamos impulsando diferentes trabajos que van desde apoyar iniciativas de desarrollo en países empobrecidos a través de contrapartes especializadas en la comunicación para el desarrollo hasta el fortalecimiento del Festival Internacional de Cine Invisible “Filme Sozialak” de Bilbao y Comunicación Alternativa en Red (CAR), una red de organizaciones, comunicadores y comunicadoras sociales a nivel internacional.
Más información en www.kcd-ongd.org
Juan Carlos Vázquez Velasco
Director de KCD Kultura, Communication y Desarrollo
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