Cada vez hay más gente que ama viajar, conocer, experimentar; y es que a medida que lo haces, más atraída te sientes por ello. Son inexplicables muchas de las sensaciones y sentimientos que se experimentan en estas ocasiones y es que un viaje abarca tantas cosas…
Es inquietud lo que se siente al preparar un viaje ¡y es que es aquí donde comienza la aventura! ¿Cómo será? ¿Qué tipo de gente habrá? ¿Será muy diferente de lo que ya conozco? ¿Cómo será su día a día? ¿Qué comerán? ¿A qué dedicarán su tiempo libre? ¿Qué será aquello que les inquiete?
Todas estas dudas se solventan en el momento en que se entra en contacto con la gente. Por eso, hemos aprendido tanto en el Intercambio. Ya que éste ofrece la posibilidad de estar con otra gente, entrar en contacto con su cultura, sus tradiciones, su idioma... de la misma manera ellos y ellas nos conocen a nosotrxs.
Es una experiencia preciosa que todo el mundo debería tener la oportunidad de vivir; visitar un lugar nuevo, comer cosas distintas, practicar otros idiomas… Sirve en muchas ocasiones para darnos cuenta de que no somos personas tan distintas del resto y que en la diferencia también está la riqueza y debemos aprovecharla para ampliar nuestros horizontes. Además, también se aprende a valorar lo que ya tenemos.
Aprender a compartir situaciones y vivencias tanto con personas que pueden ser de nuestro entorno, como las que son de fuera de él, puede ser muy enriquecedor para nuestro día a día. Todos y todas podemos aprender de los demás sin ningún tipo de límites.
Sin duda, el Intercambio que hemos realizado ha contribuido al desarrollo personal de todas las personas participantes. Los chavales y chavalas han disfrutado, se han enamorado, han aprendido y nos han enseñado muchas cosas.
Esperamos que esta no sea nuestra última vez, sino la primera de muchas.
AMAIA URQUIJO
Monitora de Intercambio
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