El viernes se marchó Ricardo Calle, una referencia para muchas personas educadoras noviolentas de Bizkaia. Fundador y creador en el año 1983 de Ahimsa Lan Taldea (Departamento de Educación y Noviolencia) y coordinador de este equipo a lo largo de más de veinte años en el seno de la Fundación EDE.
Un trabajo voluntario desde el compromiso personal por la educación, la justicia social y la noviolencia:
“como un estilo de vida que en su desarrollo práctico precisa convertirse en estrategia de transformación social. Partiendo del necesario análisis de la realidad fundamentamos este proceso en cuatro puntos claves:
– Mantener la coherencia entre los fines perseguidos y los medios utilizados. Como dice Gandhi: “El fin está en los medios como el árbol en la semilla”.
– Evitar totalitarismos, caudillismos o pseudoliderazgos mediante el principio pedagógico de “no ser vanguardia en la lucha”.
– Mantener una actitud activa de “no cooperación con la injusticia”.
– Posibilitar la transformación noviolenta de los conflictos mediante la “búsqueda de la relación igualitaria de fuerzas”
Poco a poco fue reuniendo personas y haciendo pensamiento, elaborando materiales, impartiendo cursos, etc…. En el 2003, impulsó el nacimiento de Bakeola, para dar continuidad al trabajo que, desde hacía veinte años, venía desarrollando Ahimsa Lan Taldea.
Ricardo quedará en nuestra memoria, como un hombre bueno, con una honradez inquebrantable y con una entrega y generosidad infinita.
Su tenue sonrisa, apenas esbozada, pero siempre presente, incluso en momentos difíciles, enmarcaba sus pocas palabras, pero siempre precisas y reconfortantes en la adversidad. Su trabajo como médico fue de entrega incondicional a sus pacientes, por encima de estructuras institucionales y de Escuelas o tendencias psiquiátricas. Desde sus comienzos optó por las personas más desvalidas y nosotros le conocimos como el médico que ancló el incipiente Programa de Metadona en Bizkaia, allá por los años 1992-94, junto con otros queridos compañeros.
Sus trabajos en los Módulos Psicosociales,en Proyecto Hombre, en las guardias de psiquiatría de los Hospitales de Basurto y de Galdakao, eran una garantía para los usuarios drogodependientes; sabedores de que en la persona de Ricardo se aunaban el saber y el querer, lo que en sus manos de médico se daba el curar, el consolar y el acompañar, a unos pacientes difíciles pero muy necesitados de atención y cuidados.
Su fallecimiento es una gran pérdida para nuestra Comunidad, pero su trabajo, sus experiencias, sus publicaciones y siempre su profesionalidad, perdurará en los que le conocimos.
Gracias Ricardo por todas las reuniones a horas intempestivas, cafés, cursos, fines de semana y debates que nos regalaste. Nuestro reconocimiento y el compromiso activo de continuar la senda de noviolencia y educación para la paz que iniciaste.
Un abrazo y buen camino!
José Serna Andrés
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